La elección de un nombre siempre es un camino interesante, hace replantearse toda la base que tiene un proyecto a la hora de materializar una idea en algo tangible, como es el nombre de su marca.
El viaje comienza en el análisis profundo de porqué nace el proyecto, qué destaca del mismo y cómo llegamos a crear ese concepto en una única «definición» que englobe y enmarque cada una de las cualidades que nos diferencia de la competencia.
Primeramente analizaremos los valores de marca «propuesta de valor» y conectaremos éstos con el público objetivo «buyer» al que va dirigido.
Examinaremos los gustos del buyer, datos, los soportes donde se utilizará su marca y crearemos así nuestra «cadena de valor»
Una vez definido nuestro punto fuerte y cuál es nuestro «cliente tipo»
comenzaremos con la «tormenta de ideas» donde destacaremos esos dos conceptos.
Siguiendo los pasos del briefing, nacerá su marca.
Existen diferentes tipos de nombres;
1 nombres descriptivos; indica el producto o servicio que la compañía ofrece.
2 nombres acrónimos; abreviatura de un nombre descriptivo.
3 nombres abstractos; palabras inventadas.
4 nombres sugerentes; Son nombres que se crean a partir de la sensación o la experiencia que ofrece cada marca.
5 nombres neologismo; construido a partir de varios nombres
6 nombres evocativos; comienza una palabra con una raíz conocida y creamos algo nuevo.
7 nombres asociativo; cuando se describe algo de forma conceptual.
Una vez tengamos definido el naming de nuestra marca se buscará un concepto que tendrá como fin
«crear emociones»
«Un eslogan debe incluir atributos y beneficios de la marca o producto» Existen lemas que transmiten la idea a base del estilo de cada empresa, reflejando siempre la personalidad de la marca. Hay que destacar la esencia y filosofía que te diferenciará del resto, haciendo llegar un concepto, creando una imagen intangible alrededor de la marca.
